Hace unas semanas me contactó el periodista Alberto García Palomo para su artículo «No es educación, es mero divertimento»: ¿se puede regular el porno?
Podéis ver el artículo completo pinchando su título, os dejo aquí un trozo de mi intervención:
Prácticas vejatorias
Una opinión que complementa Paula Álvarez, profesional con la clínica propia Sexología con Pedagogía. «Ahora mismo, el porno mainstream entero sería censurable. Entiendo a las abolicionistas porque es falocéntrico, muy machista y muy vejatorio. Hay prácticas deleznables que se han convertido en categorías. Incluso llegando a un nivel de vejación no solo psicológica, sino que son una tortura y dejan secuelas físicas en el cuerpo de la mujer», advierte.
«Y el problema es que los niños están viendo esto mucho antes de iniciarse realmente en el sexo. Mezclan prácticas eróticas con otras vejatorias. Reproducen patrones que no tienen ningún sentido, como ahogar a la pareja sin saber si esta lo desea. Y tienen acceso desde el móvil, que es el verdadero inconveniente», incide.
Álvarez ve compleja la regulación y considera que no se explica que su contenido es una ficción, salvo en casos como el de Erika Lust. «Lo que haría falta no es una pedagogía a través del porno, sino educación sexual real en las aulas: hay que brindársela real para que los niños no acudan a esto para informarse. Si tuvieran una formación amplia de cómo funciona el consentimiento o las ETS podrían discernir y ser críticos con lo que están viendo», sentencia.